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Arq. Belinda Ramírez Reyes


Una historia

Siempre había pensado que el ser Mujer, no tenía ninguna diferencia para desarrollarme profesionalmente.

Así fue como ingrese a trabajar a los 22 años de edad, estaba estudiando el 7o semestre de arquitectura, casada y con una hija de 2 años.

Entre a trabajar a la recién creada SAHOP, en el área de vivienda.

Mi día lo tenía que dividir entre trabajar de 9 a 19:00, la distancia del trabajo no me permitía ir a comer a mi casa; ir a la UNAM de 20:00 a 22:00 , llegar a mi casa limpiar, lavar pañales, preparar la comida para el día siguiente llevar a la guardería. Fines de semana hacer la tarea y convivir con mi familia.

Hay que reconocer que si lo pude hacer fue por el apoyo que mi familia me brindó para que yo pudiera atender mi trabajo, mis estudios y sobretodo ver por nuestra hija.

El trabajo era lo que más me demandaba.

Me desempeñaba como auxiliar, haciendo de todo, desde hacer sumas para calcular el déficit de vivienda hasta sacar copias...

Cómo estaba iniciando, todo lo que sucedía era aprendizaje para mí. No me permitían salir temprano para estar con mi hija o para ir a la Universidad. O si mi hija se enfermaba yo faltaba a mi trabajo sin tener autorizado faltar. Esta era una situación que se daba porque así eran las reglas de mi jefe inmediato, que respondía, de una manera intransigente, a las condiciones generales de trabajo que existían en esa época.

"Entre más tarde salías parecía que eras más eficiente"

Aprendí a ser mamá a control remoto y empecé a engancharme en el trabajo....

Las condiciones de equidad de género parecía que estuvieran presentes, y si... en cuanto a sueldos y puestos, sin embargo, el horario que exigía mantenerme con esas condiciones de sueldo y puesto no eran acordes con mi necesidad de flexibilidad y horario para poder atender a mi hija...

3 años después tuve a mi segunda hija y ya había terminado mi carrera de Arquitecta... regresando a mi trabajo, tuve que negociar horario y mi jefe no me lo permitió, por lo que solicite me bajarán de nivel para poder disminuir el horario de trabajo y poder en las tardes atender y convivir con mis hijas...

Fue poco tiempo ya que el trabajo me empezó a demandar más tiempo y responsabilidad, llegando a salir a las 9 o 10 de la noche.

Empecé a ascender en mi trabajo, lo que conlleva una mayor ocupación y responsabilidad.

Las hijas al mismo tiempo empiezan a demandar también más mi atención - un ejemplo, llevarlas y traerlas de las escuelas, ¿cómo hacerlo?- y yo también necesitaba tiempo para mí.

Al tratar de equilibrar mi vida resultaba que en mi casa había comprensión y apoyo, sin embargo en mi trabajo no existía flexibilidad y si una gran exigencia de cumplimiento... si yo quería permanecer y seguirme desarrollando, tenía que negociar mis condiciones de trabajo y era de haber si accedían más no porque fuera un derecho que yo tuviera cómo trabajadora.

Para superarme en el trabajo necesitaba restringir mis actividades, no es un problema de capacidad, responsabilidad y ganas, es un problema de prioridades y de definición de condiciones de trabajo para las madres trabajadoras.

Tengo infinidad de anécdotas que en mis 38 años de trabajo he tenido. Desde que inicie mi vida laboral quedo demostrado que el querer es superior al poder.

Este asunto hasta aquí ha sido un problema de horarios, tiempos y condiciones laborales, otro aspecto que enfrentamos las mujeres en el trabajo es la misoginia, discriminación y desacreditación. Desde un "gracias por venir a adornar esta mesa" adulación que conlleva un.... es lo que puedes aportar en esta reunión; hasta un... "No entiendo lo que quieres decir… Mejor que explique fulano... o te callan y desacreditan públicamente tanto laboral como también como personal. Te ponen trabas para que no avances o simplemente no te escuchan. O bien, dicen que llegaste a tal posición porque anduviste con alguien.

Por supuesto que esta narración no es una definición de todo mi desarrollo profesional, simplemente es una descripción de sucesos que me tocó vivir, pero afortunadamente son los menos.

He tenido también muchos beneficios por ser mujer trabajadora, que he agradecido y reconocido mucho el apoyo de la mayoría de mis jefes cómo de mis compañeros y compañeras.

Concluyo, que es recomendable pensar en propuestas en las condiciones de trabajo, que puedan facilitar que las mamas trabajadoras compitan en un campo de equidad. Actualmente, hay instituciones como el INFONAVIT que tiene todo un sistema para lograr la equidad de género, que son un ejemplo a tomar en cuenta.

Principalmente todo empieza por una misma, sentirse segura, capaz y con valor para desarrollarse, competir, crecer y trascender, no es un asunto contra los hombres, ni su culpa, ni su responsabilidad; es un tema de darnos nuestro lugar con autoestima alta, confianza y fortaleza y de no limitarnos. Hay que abrir campo y apoyar a las mujeres empresarias, legisladoras, funcionarias, académicas y profesionistas que ocupen posiciones de liderazgo y poder posicionarnos de lugares en las que podamos trascender.