Alejandrina Leal Gómez

Cuando tenía 17 años, llevaba en la preparatoria una materia que se llamaba “Formación y valores”, en la cual nos daban temas de ética, valores humanistas y vocación profesional. Recuerdo nítidamente que un día la maestra nos dijo “Chicos (en ese entonces no había nada inclusión, ni integración de género y menos en una escuela católica) no estudien por estudiar, estudien una carrera para servir a la sociedad”. Esa es una frase que siempre traigo conmigo.


Mi nombre es Alejandrina Leal Gómez, hoy tengo 38 años, nací un 27 de agosto de 1980 en la Ciudad de Campeche, Campeche. Desde pequeña fui muy inquieta y platicadora, mi mamá siempre decía “esta niña hasta con el perro habla”.


Toda mi vida me la he pasado entre mi adorado Campeche y la Ciudad de México por el trabajo de mi papá, eso no sé qué clase de personalidad me hizo, pero reconozco que me puedo adaptar un poco más fácil a los cambios que la mayoría de las personas.
A los 19 años, después de un largo recorrido por los planes de estudio, carreras y un examen de admisión exitoso a la carrera de Derecho, decidí estudiar Antropología Social, en la Universidad Autónoma de Yucatán, ubicada en la Ciudad de Mérida. ¿Por qué estudiar Antropología? Porque quería servir a la sociedad.


Durante cuatro años, me dediqué a estudiar desde Malinowsky a Pierre Bourdieu, la Otra Edad y la famosa pregunta antropológica (gracias Dr. Krotz), el de Culturas Híbridas y la Globalización casi desde todas las perspectivas.


Por lo que al final, decidí iniciarme en el feminismo y hacer mi tesis sobre cómo las mujeres respondían a la violencia sin intervención de la política pública, apoyadas por sus familias.


No podría contar en una página las cosas que aprendí de ese pequeño grupo de mujeres de la entonces Colonia Maya y la Ampolita en Mérida, y de los 56 municipios que recorrí en Yucatán, buscando mujeres en la política local y cascos de haciendas henequeneras, iniciando mi vida laboral y mi etapa adulta.


Mi asesora de tesis siempre me impulsó para escribir y presentar ponencias de mi trabajo, me acuerdo de que participé en el primer foro sobre el tema de violencia hacia la mujer en Mérida, yo creo que era de los primeros que se realizaban en la Península. Puedo decir que fui pionera en los estudios de género desde las ciencias sociales en Yucatán.


A los 27 años y bien empoderada, me fui a estudiar un máster en Igualdad de Género y Políticas Públicas en la Universidad Complutense de Madrid. Tampoco me alcanza a contar todo lo que viví, pero si pudiera, repetiría la experiencia.
Ya de regreso en Campeche, con todo y súper máster no me fue fácil encontrar empleo, me decían “estas sobre capacitada”; pero eso no me sacó de mi objetivo: seguir trabajando y formándome.


Trabajé en un estudio sobre mujeres taxistas y policías en la Ciudad de Campeche; hice estudios antropológicos y culturales en las comunidades del municipio de Candelaria; colaboré en el Instituto de la Mujer, en el Sistema DIF del Estado y en una ONG para el debido proceso a indígenas encarcelados. Además logré otra maestría en Administración de Negocios y fui docente universitaria. Todas maravillosas experiencias y grandes recuerdos.
Hace casi tres años, vine a trabajar a la Ciudad de México e incursioné en el sector vivienda.
No sé qué me depare el destino, pero siempre tengo claro que mi trabajo y todo lo que yo haga debe servir a la gente. Mi experiencia me ha enseñado que ser mujer no es un impedimento de nada, al contrario “si se cierra una puerta, se abre una ventana”, en mi caso es patear hasta abrir un hueco para lograr tus objetivos.


Para mí, estar en MULIV es un compromiso de abrir puertas para lograr la equidad, la igualdad y para las que vienen atrás. 

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